martes, 31 de diciembre de 2013

PROPÓSITOS DE FIN DE AÑO

Aunque yo no soy adepto a las cábalas, sí sé que muchas personas consideran que el inicio del nuevo año es ocasión para un nuevo comenzar. Eso me parece bien; el único problema es que generalmente los propósitos que se plantean están mal pensados, y suelen quedarse en el camino: "este año bajo de peso", "este año consigo pareja", "este año viajo". Por suerte la psicología ha establecido que hay ciertas consideraciones que se pueden seguir para ayudar al cerebro a lograr lo que la persona se propone. Esto lo usamos en psicoterapia, con muy buenos resultados, y son planteados por la Terapia Breve Centrada en las Soluciones y por la Programación Neurolingüística. Tomen nota.
Para incrementar la probabilidad de su cumplimiento (ojo, no es algo mágico), los propósitos u objetivos deben estar elaborados bajo la siguiente receta (Insoo Kim Berg y Scott Miller, Beyebach, Steve De Shazer):
  1. Tener importancia. Aunque podría darse por descontado que las personas se van a plantear propósitos que son importantes, lo que no se debe soslayar es la pregunta ¿importantes para quién? ¿Te propones algo que otros te exigen? ¿Autoimposiciones? ¿Más que el quiero predomina el "debo'? En la PNL se suele sugerir hacer un análisis de la "ecología" de los objetivos. Pregúntate: ¿Si logro este objetivo ello podría afectarme a mí o a alguna otra persona significativa de un modo que no he considerado y que podría no ser positivo? Si la respuesta es afirmativa la probabilidad de que lo cumplas baja ostensiblemente. Por ejemplo, si bajar de peso podría volverte más atractivo o atractiva par el sexo opuesto, y eso potencialmente pudiera generar un conflicto con tus padres, que son celosos y no desean que tengas pareja, pues tu cerebro simplemente atenderá más al riesgo y bloqueará el cumplimiento del propósito. Hacer un análisis de todas esas implicancias, tenerlas en claro, revisarlas en voz alta, te permitirá acercarte más a tu meta.
  2. Ser limitados. Los objetivos deben ser acotados, limitados, cortos. Es mejor tener varios objetivos chiquitos que uno solo, grande e inalcanzable.. Si lo deseas, tu gran objetivo desglósalo en varios pequeños y ve tratando de conseguir uno por uno.
  3. Ser concretos, específicos y estar formulados en términos de conductas. Como se dice en la TBCS, plantéatelos en términos "vídeográficos". Descríbelos como si ya hubieran ocurrido, con detalles visuales, auditivos y kinestésicos. Cuando te imaginas el objetivo ya realizado, qué ves que pasó, cómo te ves a ti con ese objetivo ya realizado, qué escuchas, cómo te sientes, etc. Es más, dibújalos. El detalle es la clave. Nada de abstracciones.
  4. Que planteen la presencia y no la ausencia de algo. Que sean el comienzo y no el fin de algo. Plantearlos en positivo. El objetivo "ya no quiero estar gordo" no se va a cumplir, porque el cerebro no entiende el "no"y lo asumirá como "quiero estar gordo". En cambio, "deseo estar delgado, y pesar tanto, y verme así y sentirme asá" es más factible de lograrse.
  5. Que sean realistas y alcanzables dentro del contexto de vida de la persona. Los objetivos no cambian tu realidad. Su logro sí puede empezar a cambiarla. Parte de tus condiciones reales de vida y planteare lo que tu sentido común te dice que humanamente se puede lograr. No seas "tan realista"que rayes en el pesimismo, pero tampoco dejes volar sin hilo a tu imaginación.
  6. Que dependan de ti su cumplimiento y te incumban a ti. No te plantees metas sobre el cambio de terceros, porque no tienes poder de lograr que otro cambie. Cada uno se cambia a si mismo.
  7. Que se perciba como que exige trabajo duro. No te pongas la valla tan baja que la meta no signifique nada ni tan alta que te desanime y resulte imposible lograrla. Que tu propósito sea un reto. Tu conoces tu fuerza. Anímate a salir un poco de tu zona de confort porque es ahí donde está el crecimiento.

Te deseo un feliz y próspero 2014.