lunes, 2 de junio de 2014

ALGO ASÍ COMO UNA DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

A ver, aclaremos:

  • Es verdad que considero que la enfermedad mental, como tal, me parece más un mito que una realidad científica. Creo que hay bastantes cuestionamientos por ahí sobre este punto, -sobre su realidad ontológica, sus causas, su tratamiento, etc.- y hechas por gente pensante (yo no he inventado nada, sólo me limito a difundirlo) como para darles alguna atención por lo menos. Hay otras comprensiones sobre lo que se considera "patológico". No hacerlo me parece necio y desinformado. No tienes que estar de acuerdo, pero sí saberlo. Mínimo ¿no?
  • Es verdad que considero que los diagnósticos psicológicos y psiquiátricos son más nocivos que positivos. Sí considero -y lo debato en el foro que gusten- que son absolutamente innecesarios. Justifican el trabajo del profesional pero no ayudan en nada. Son el claro ejemplo de lo que Wittgestein llama "juegos de lenguaje": juegos que se juegan por que se juegan...y se hicieron costumbre que se autojustifica. Nada más. Y justifican prácticas que perpetúan los juegos. Ad infinitum.
  • Es verdad que considero que categorías tales como "personalidad", "carácter", "temperamento", "naturaleza humana" y similares, no tienen mucha razón para existir más en la psicología. Al igual que el diagnóstico, su existencia se debe más a la costumbre (devenida ahora en "mala costumbre") y a los juegos de lenguaje autosostenidos. Cosifican a las personas, difunden la falsa idea de que no se puede cambiar o que hacerlo es muy difIcil, y estorban los procesos de ayuda y búsqueda de soluciones. Como ha ocurrido a lo largo de la historia de la psicología, esos y otros conceptos "dormitivos" terminarán por irse y olvidarse. Inevitable.
  • Es cierto que considero que los tests mentales, "objetivos" (¡qué pretensión!) o proyectivos, fundados sobre la base de conceptos y teorías esencialistas -no sobre verdades-, deben tener un segundo o tercer orden de importancia y, de ser posible, ser evitados por completo. No se hagan ilusiones: los tests mentales no son rayos x, no son análisis químicos, no son neuroscaners. Son palabras, figuras y dibujos que evalúan metáforas de matáforas de metáforas. Nada más. En el mejor de los casos, de ser una sesgada foto del momento no pasan. Y no hay baremos o pruebas estadísticas que cambien este estatus. Juegos autojustificantes. Es patético que aún se clasifiquen a las personas y se tomen decisiones sobre sus vidas en base a eso.
  • Es verdad que considero que muchos enfoques terapéuticos tradicionales deberían metacomunicarse más consigo mismos, revisar sus bases, y empezar a ver en qué medida cosifican, manipulan y estandarizan a las personas, aunque no sea esa su intensión. Deben actualizar sus comprensiones y no sentarse tranquilamente, pagados de su suerte, a honrar acríticamente su tradición y a sus heroes fundadores. Ah, y recuerden que es pecado mortal descontextualizar a las personas.
  • Es cierto que considero que los enfoques posmodernos, breves, posestructuralistas, dialogales y colaborativos son una buena opción (no la única opción) para cambiar lo que critico líneas arriba. Nuevamente, yo no inventé nada de eso, pero sí me reservo el derecho de reclamar la primacía en su introducción y divulgación en mi país, el Perú. Otros se están sumando. Bien. Pronto seremos legión y haremos una diferencia que haga la diferencia. Todo sea por el bien de las personas y por una psicología liberadora.
  • Es verdad que lo que he escrito y predico, antes y ahora, asombra, interesa y entusiasma a muchos, y también -cómo no- incomoda, confunde, desconcierta, mueve el piso y hasta enoja, a algunos. Especialmente, creo, a los que enseñan cursos vinculados a los temas denostados más arriba. Existe el derecho al "pataleo", pero me parece que les falta un mínimo de grandeza al pretender matar al mensajero (o sea yo) y no cuestionar con argumentos (¿los tienen?) al mensaje. Es como si pensaran: "No sé debatir contigo. Voy a rajar de ti". Bueno...
  • Tal vez debí advertir que lean esta entrada previa ingesta de antiácidos y antiheméticos. 
  • No, no pretendo traerme abajo a la psicología científica. ¿Y sabes por qué? Porque no creo que se haya inventado aún. ¿Será posible que algo así exista? No sé.
  • Aunque me gusta el anarquismo (no la anarquía), no juego al anarquista. Todo lo que digo y hago como psicólogo lo hago tratando de contar con ciertos argumentos. No verdades. Argumentos. Detesto hablar por hablar (en eso mis críticos deberían imitarme, sorry). Mi intención es servir. Ayudar a la gente. En eso no he mutado.
  • Sueño con una psicología refundada, abierta a la crítica y autocrítica, más enamorada de las soluciones que de los problemas, que busque menos el doctoreo y se plante de igual a igual con las personas.
  • Tú diras que soy un soñador (perdón por el plagio John Lennon), pero no soy el único. Hay muchos trabajando en estas ideas, en diferentes lugares y con diferentes idiomas. Ya es una "realidad".
He dicho. Gracias totales por leer hasta aquí.

1 comentario:

  1. Tenemos el mismo sueño, aunque no es fácil debido al fuerte poderío no sólo desde la ciencia sino tambien desde la economía capitalista. ¿Cómo podemos dejar que la psicología tenga su propia y legítma forma de actuar? ¿será necesario pensar en una nueva economía? ¿dejar de utilizar el dinero? ¿imponer algo que haya sido impuesto no nos hace igual al estilo de vida que se está experimentando?

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