domingo, 31 de mayo de 2015

EXCEPCIONES: Materia prima del cambio en terapia y otros contextos.

REDUCTOR DE COMPLEJIDAD
Es una estrategia estrategia de comprensión de un fenómeno. Consiste en simplificarlo y reducir sus elementos constitutivos hasta quedarse con lo mínimo necesario para comprenderlo. Su comprensión suele venir luego y ser consecuencia de su transformación. Es quedarse con lo mínimo necesario para transformar el fenómeno.

En la Terapia Centrada en las Soluciones la aplicación del reductor de complejidad nos lleva a identificar que el factor generador del cambio es la "Excepción".

IDEAS
Dar consejos, o sea, decirle a la persona lo que tiene que hacer frente a una determinada situación, está demostrado que funciona en poquísimas ocasiones. Es una práctica muy sobre estimada. En el 90% de las veces quien recibe el consejo ya lo conocía. Esto desdibuja la imagen del que aconseja y genera desaliento en el consultante.

La costumbre de aconsejar se sustenta en las ideas de que:
  • El ser humano es básica y esencialmente racional.
  • Al pedir ayuda está necesariamente dispuesto a recibirlo. Todo él quiere cambiar.
  • Frente a un problema el cambio siempre es bueno.
  • Es un gesto de madurez seguir los buenos consejos siempre.
  • El cambio no depende del momento o del contexto, sino de la buena voluntad.
  • El rol del consejero es dar un buen consejo y nada más.

La mejor manera de ayudar a otro es favorecer la búsqueda de recursos en la persona. Ningún problema es mayor que la persona que lo sufre. Toda persona tiene los recursos que necesita en su propia historia. Si va a haber algún consejo, entonces, debe venir "de adentro", desde los recursos identificados, y no impuesto desde afuera. La persona puede (y debe) autoaconsejarse. El terapeuta solo crea las condiciones.

La experiencia señala que un problema, sea el que fuere, no se presenta siempre…aunque las condiciones para hacerlo estén presentes. A esto se le llama  “excepción”. La “excepción” es la expresión -muchas veces inadvertida- de los recursos de la persona. Esos que están en la historia personal de cada quien. La solución a un problema viene de la aplicación consciente y deliberada de los recursos identificados en las “excepciones”.

La mejor manera de utilizar los recursos para la solución de problemas es dejándose orientar por objetivos concretos. La visualización de la solución en el cerebro constituye el 50% de la solución en sí misma. El puente entre el estado actual (problema) y el estado deseado (objetivo), lo constituye la aplicación de los recursos idóneos identificados.

OBJETIVOS BIEN PENSADOS
  • Tener importancia para el cliente.
  • Ser limitados.
  • Ser concretos, específicos, y estar formulados en términos de conducta.
  • Plantear la presencia y no la ausencia de algo.
  • Que sean un comienzo y no un fin de algo.
  • Que sean realistas y alcanzables dentro del contexto de la vida del paciente.
  • Que se perciba que exigen un “trabajo duro”.

PROCESO
Establecer contacto armonioso, con calma y confianza. Escuchar la queja del consultante con cierto detalle. De preferencia centrarse en el presente y no perderse con detalles del pasado. Captar y empatizar con las emociones. Normalizarlas. Identificar los objetivos que quisiera lograr.

Identificar:
  • Momentos donde el problema no se presenta, e indagar por lo que la persona hace diferente en esas ocasiones.
  • Momentos anteriores en su historia donde logró superar, total o parcialmente, esa dificultad. Así sea en contextos diferentes o con otras personas.
  • Momentos anteriores en su vida donde superó dificultades que, sin ser las mismas, guardan alguna semejanza con el problema actual.
  • Cualquier pasatiempo, actividad, logro, modelo, etc., que pueda ser usado como recurso mediante la técnica de “copiar y pegar”.
  • Ver si esa “excepción” o recurso guarda relación con el objetivo deseado por la persona. ¿Es útil para él? ¿Lo valora?

Indagar:
  • ¿Cómo se le ocurrió hacer eso antes? ¿Qué pasos dio en ese momento? ¿Cómo se sintió y qué pensó de sí mismo al hacerlo? ¿Qué fue lo útil de eso? ¿Qué cree que debería seguir haciendo o volver a hacer para empezar a solucionar su dificultad?
  • ¿Qué resulta útil de esa experiencia? ¿Cómo se podría usar en la dificultad actual?
  • ¿Fulano o Mengano que le sugerirían que haga? ¿Qué  se sugeriría usted mismo desde el pasado? ¿Cómo se puede aplicar a tu caso actual?

Construir con la persona una realidad futura con el problema resuelto. Pensarlo al detalle, incluyendo las acciones, los pensamientos y emociones a ocurrir cuando el cambio se de.

Seleccionar de esta “realidad alternativa” un cambio mínimo inicial, un primer paso que suponga un pequeño desafío para la persona, y ver si lo acepta como “tarea para la casa”. Planteárselo como tal.
Indagar cómo se siente; si daría alguna sugerencia y concluir la entrevista.

Iniciar las siguientes entrevistas indagando por los cambios positivos y mejorías que se han dado. Presuponer que los hay.

Solicitar descripciones en términos conductuales, cognitivos, afectivos y relacionales. Preguntar por detalles y tomarse todo el tiempo que se pueda.

Felicitar a la persona y buscar el autoelogio.

Medir el cambio y el logro del objetivo usando escalas de 0 a 10.

De ser necesario, consensuar una nueva tarea, sea repitiendo la anterior, adecuándola o estableciendo otra que parezca más idónea.

TRABAJO CON EXCEPCIONES
  • Elicitar (hacer surgir)
  • Marcar (hacer notar su importancia)
  • Ampliar (pedir detalles)
  • Atribuir control

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